domingo, abril 13, 2008

Pisarro



Sonámbulos y a tientas,
se levantan los edificios secos,
de madera y barro que prometen,
un tiempo minuciosamente elaborado
para suprimir la vida.

Cada rincón, un enemigo,
que extiende su venganza contagiosa,
por vivos y por muertos.

Cada hueco, un furgón olvidado,
el retrato de uno mísmo,
un falso techo donde esconder
el miedo que retumba en los relojes.

3 comentarios:

Ogigia dijo...

¿tincón? No sé qué es

Ana Muela Sopeña dijo...

Un poema delicioso. Un transitar por los territorios de la memoria o de la imaginación. Un recorrido por el tiempo sin tiempo, en una palabra.

Un final espectacular para cerrar un poema bello, sereno, triste y melancólico, con un estilo propio indiscutible.

Un abrazo grande
Ana

Guadalupe Cisneros-Villa dijo...

Estimada poetisa he hecho un recorrido por tus excelentes versos y se ha nutrido mi alma en tus letras...

Mis respetos en un abrazo tricolor,