sábado, octubre 20, 2007

Hoy



_Para Michel_

Quién ha cantado junto al simurg para mí,
quién ha tocado mis alas de aire
y en el aire ha bailado junto a jidr para el agua.

Hoy he salido al mediodía de las casas blancas,
al lomo de los gatos, al canto de las hojas.

Hoy,
he llegado hasta las puertas del Mar Negro,
y he sabido de las horas y del tiempo,
de la ascensión del ángel, mostrándome
la permanencia de su vuelo
y he escrito las horas sobre el agua,
tan fácilmente, que he bordado
en las plumas de las aves que recorren
los gozos, dos velas, blancas,
dos luces, centinelas.
Y he dilatado mis ojos, adormeciendo
las manos y las sienes, adormeciendo
los nombres y he entregado mis párpados
al silencio, mientras las grutas,
de espuma verde,
han desnudado mi memoria.

Hoy,
he sucumbido ante el paisaje,
sentada en lo alto de la colina,
acercándome a lo eterno,
a la sombra fría de las lápidas,
al concierto de las aguas,
a la luz que transporta mi corazón
y se entrega, en un acto piadoso,
al milagro único de ser amada.

Hoy,
yo cuento los dedos de las manos
y escucho la rueda de tus sueños y mido
los minutos que aprenden de la luz,
de tus ojos, de tu antiguo rescoldo,
de la llanura que despierta en mí
y en ti, se eleva.

Frente al mar,
he completado el ciclo de la luna,
y te he ofrecido mi caja de música,
donde guardo mis secretos y mis piedras.

Pero yo reclino la cabeza junto al pozo,
pero tú iluminas mis sombras,
y me dices;

Volveremos a juntar las alas, solitarios,
junto al Bósforo y sin nombres y sin piedras,
inventaremos un vino nuevo.

viernes, octubre 12, 2007







Mariposas nocturnas, arañas y murciélagos,
oh forastero, tu perdida sombra
aguarda en el atardecer,
un lóbrego corsario que se anega
en ese mar salado del dolor.

George Trakl.


Contra el cristal,
se rompe la sien y la tibia,
redobla, malva, su sesgado tiempo.






Negra muerte,
estalla en el cristal,
flota en el pánico,
salvaje y lenta en tus pies
de piedra.

Esparto de las noches,
busca tu zarza dormida,
el portón del guerrero,
el camastro herido
por la ausencia.

Negra muerte,
escupe la carne poseída,
tú, que hasta la mortaja hurtas,
y dejas impenitentes las almohadas
y los nichos.

Honda muerte,
rostro, tiempo,laúd
que tocas a tientas,
voz que sube, verde de
óxido, plateada y parda
cuando oscurece.

Escalón de quietud anciana,
por los jardines llegas...

Alójate en la casa y llora.

domingo, octubre 07, 2007

Trayecto




Cómo se desprende la palabra
de los rubios trayectos,
del color de las vidrieras...

no, no pronuncio la palabra
que me haría dividir las aguas
y beberlas y escribirlas y recorrerlas
con el pulgar goteando en la noche.

No, no te pronuncio y me quedo
en la uña, en el primer deslizamiento
de la uña arañando la separación
del tacto.

Vuelvo a ser un fragmento de silex.
Vuelvo y agito mi cabeza y los verbos
se quedan dentro de la luz, de la luz,
de todas las grietas.

Vuelvo y dosifico la paz
y la adelgazo hasta que sangra por mí
y acaso ardiendo, me deslizo por el borde
de la palabra cáliz y seco mis labios
con su filo cortante y silencio mi huida,
antes de que el barro tome forma
y amarillee o ennegrezca,
entre los escombros de los trenes

desocupados.