domingo, febrero 26, 2006

La puerta del cementerio (Chagall)




Por debajo de las sombras una cúpula de sal entre dos mares
abriga al corazón.

Diría;

que el viento y la luz son más viejos y han creado
un desnudo desorden en cuevas y nidos.

Diría;

ayer,
la añoranza de una habitación azul sentó su nuez
en la memoria y el tiempo apuntaló su delicada ruina
en el lugar donde hoy las piedras son duda
bajo el agua

Se diría qué;

el color de la fiebre prematura se lleva como una puñalada mortal
siempre envuelta en un trozo de nervio que no huele.

Ahora es breve la sombra
como espíritus algodonosos
excluidos del mundo.

Ahora un muro sobresale al separar los dedos.

Ahora un pez rojo
puede pintar la noche de inalcanzables ramas.

Tendremos que esperar sin movimiento alguno

al loco del futuro
al loco sorprendente
al loco que emerge del agua
con su canción de hojas y de océano

sábado, febrero 18, 2006

Marc Chagall (Amanecer)



Ella dirá noche y ofrecerá su voz limpia
cuajada de silencios.

Ella irá pisando los nervios uno a uno
hasta forzar el aire.

No tiene otra voz y la esconde entre sombras.

En la sangre abandonada
el la pulpa de los árboles
en la hoja que libera el pensamiento

en la pieza de música que aún perdura.

Ella bajará al frescor de las fuentes
mitigando el dolor con su pie derecho.

martes, febrero 14, 2006




Yo sé que nunca he beber el final de la copa.

Me quedaré sentada como un mastín sin hambre
y escribiré para la muerte y para el vino.

Me llegará la mala hierba a las entrañas
y no pronunciaré ni un solo nombre ante la tumba.

Me entregaré sin confesión al principio de las nubes
y en mi última semilla creceré como el silencio
por todas las esquinas.

Seré entonces una lengua generosa
un recuerdo manso en el latido de la tierra.


Volver al agua

a la forma más pura de los labios
al vuelo del arroyo en el deshielo
a la forma ligera de la mano.

Volver al mar

con los brazos abiertos a la lluvia
para llegar a deshacer el dolor
de un pez recién nacido

Volver al líquido

dispuesta a caer sobre la piedra
o en la tierra que en la tumba abierta aún queda.

sábado, febrero 04, 2006



















El animal que anochece entre las alas de un mirlo,
en los oscuros jardines donde se apaga el viento.
La primavera, escalofrío, junto al muro en ruinas,
es un nocturno que palidece y hiela.

La iglesia rota la hoja dulce la sombra inquieta,
en el limpio silencio que en la roca se alza,
vacía el nido y en la frente, nubes infantiles esperan
a que la negra lluvia calle en el azul del tiempo.

En la ventana, el mundo, la muerte, la extraña boca,
la niña que canta en la madera, la llama que roba
dos manzanas, el corazón bajando la colina, el sudor
empapando el mortal brillo de las lámparas.

Tiembla el muerto enguantado en su toquilla, tiembla
en el grito de las flores biliosas, en el silencio
de las manos juntas, en los rostros azabaches de quienes
juegan en el pedregoso cementerio abandonado.